Algo acerca de mí


Si alguien me hubiera dicho que me dedicaría a escribir cuando viviera en España, habría colocado sus palabras en el cajón de los imposibles, no sin antes contestar que el chiste estaba genial, porque siendo hija de italianos radicados en Venezuela, tuve que repetir el primero de infantil debido a mis grandes problemas de comunicación ―me hacían las preguntas en español y contestaba en italiano…― Y cuando por fin aprendí a escribir, aunque mi letra era bonita la maestra se quejaba de lo corto de mis narraciones, pero quién no cuando lo que te imponían eran temas relacionados con los contenidos escolares: el árbol, la familia, las frutas… recuerdo que una vez se quejó porque puse que las bananas son rojas, y hoy día pienso que tal vez fue un acto de rebeldía porque siempre me obligaban a pintarlas de amarillo… 

Sin embargo, recuerdo que las tareas más divertidas eran aquéllas de redactar una composición escrita acompañada de una ilustración. Tanto me gustaba, que gané el segundo lugar de un concurso infantil de relatos promocionado por Prismacolor, una marca comercial de lápices de colores en Venezuela. Le puse como título En los bosques de Viena, y lo completé con un dibujo. Estoy convencida de que dicho dibujo conquistó al jurado, porque logró opacar todos los errores, para no decir “horrores”, ortográficos que contenía, conducta que no logré superar hasta el último año de bachillerato gracias a una profesora, Mayra, que nos demostró que la literatura es un arte que exige reglas y normas que la ennoblecen, y nos enseñó a caminar junto a diferentes autores y sus obras, enriqueciendo nuestras lecturas. Por supuesto que escribí poemas de adolescente enamorada, con corazoncitos en lugar de puntos y flores en las esquinas… pero hasta allí llegaron mis andaduras por las veredas de la escritura creativa, porque luego se convirtió en hacer esquemas, resúmenes, tomar apuntes y contestar exámenes de estudios universitarios. Una vez graduada y con un título en mano continué con informes y escritos propios de la profesión, aparcando mi imaginación durante mucho tiempo, hasta que, cansada por las constantes negativas de empleo en territorio español, me apunté a un Taller de escritura de la UNED, dictado por la profesora Helena, un curso muy breve para mi gusto pero que me recondujo a escribir, lo que me permitió llenar mis horas libres y dejar de pelearme con la aburrida rutina de limpiar, cocinar y lavar… tareas que no niego sean necesarias pero que no alimentan mis inquietudes, más bien las exacerban.

En el 2010 con el relato titulado Siete me convierto en ganadora ―en la categoría de adultos― del II Concurso Literario ¿Y tú qué cuentas? Una experiencia que me alentó a continuar escribiendo.

Un año después me sorprendieron al comunicarme que mi novela corta, Cuando las gallinas mean, fue seleccionada como ganadora del I Certamen de narrativa para escritores noveles, promocionado por la Asociación de Escritores Noveles de España. Digo que me sorprendieron porque pensé, en un primer momento, que una amiga me estaba gastando una broma… 

Me gusta escribir, hurtar a cada día un poquito de tiempo para dedicarme a hacerlo. Invento conflictos mientras cocino, recreo las facciones de un personaje mientras hago las compras, busco un desenlace mientras paseo al perro, y si tengo un papel y lápiz a mano, apunto una frase que considero genial en ese momento… aunque luego acabe en la papelera días o meses después.

Imaginar, inventar, pensar, escribir, reescribir… confieso que, de pasatiempo personal pasó a ser una necesidad diaria.

2 comentarios:

  1. Es sorprendente que naciendo


    Es realmente sorprendente que habiendo nacido y crecido en otro continente tan lejano de Sicilia e Italia consigas recrear la vida de éstos pueblos sus costumbres, comidas etc. solamente por tener padres italianos

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  2. Esto revela que realmente escuchaba cuando me contaban las historias de su tierra. Gracias.

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